miércoles, 13 de diciembre de 2006

Lugares a los que ir antes de morir

Créditos de imagen: Fuente Externa.


Bosque con estrellas en la noche, nada más por el placer de sentarme sobre el suelo a verlas sin pensar ni hacer más nada.


La carretera sin almas a la vista con la cual peinar mi Escarabajo en ella. Sólo hace falta bajar los cristales y poner un buen cd de Oasis.


La jungla de concreto, mis amigos. A veces ella y sus animales tienen más que enseñarnos que lo que estamos dispuestos a reconocer.


Ni hablar. Requisitos: una guitarra, fósforo, una buena linterna y alguien a quien abrazar para cuando canten los grillos. Puntos extras si hay un río cerca, aunque por la súper neblina no se considera en realidad necesario.


La playa. La luna. ¿Hay que decir algo más?


El Escarabajo bajo el cielo de la aurora boreal. Esta vez con una pieza de las épicas de Yes. Larga y melódica. Después de ahí, el universo.


lunes, 11 de diciembre de 2006

Diario de los sueños # 1: Los desarmadores de bombas

El sueño:
Todo día era igual en la alborotada pero siempre plácida Plaza Internacional de la ciudad de Santiago. Sin embargo, en la mañana de ese jueves dicho plácido alboroto fue alterado por la noticia de una bomba de tiempo en el establecimiento de alquiler de videos. El terrorista había colocado el artefacto y un video de sus peticiones para ser proyectado en uno de los televisores que, por el corredero producto del pánico causado por la noticia, quedó roto, por lo que nadie supo si dicho individuo quería dinero, liberación de rehenes o simplemente atentar contra el máximo símbolo de la sociedad consumidora. Lo que sí todo mundo quedó claro, era que en tres horas, ni más ni menos, y si alguien probaba lo contrario, la imponente fortaleza del comercio quedaría reducida a las cenizas.

Para resolver dicho atentado no había que buscar mucho, y lo más pronto que pudieron llegaron a escena los mejores desarmadores de bombas de ciudad, Skander (alias El Hacker) Binet y Karim López. Por suerte pudieron encontrar carro público temprano, al estar el Volkswagen Escarabajo que les servía de transporte internado por problemas eléctricos. Rápidamente pusieron a manos a la obra, tras evacuar a los mirones que se acercaron demasiado al área de próxima detonación.

Por largo período de tiempo nuestros héroes trataron con sus artefactos todo lo posible para desarmar la bomba, pero no daban con el cable que tenían que desconectar para evitar su explosión. Al parecer, el terrorista utilizó tecnología bastante nueva y extranjera para la construcción de su artefacto, y el dúo no terminaba de dar con la solución. Es entonces cuando el señor Binet propone la salida para descargar sus mentes de la presión y atacar el problema con la cabeza fría: "Vamos a bebernos un refresco ahí arriba. Esto está muy difícil". Y como todavía tenían tiempo, así lo hicieron.

Tiempo después, volvieron al trabajo pero todos sus intentos fueron infructuosos. Sin embargo, faltando exactamente un minuto, el señor López vio la luz de la claridad en medio de la desesperación y le sugirió a su compañero cortar el cable rojo. Y por supuesto, como soluciones en medio de la desesperación nunca son las mejores, dicha acción provocó que su tiempo se redujera a poco menos de diez segundos, lo suficiente para gritar, dejar todos sus bultos tirados, decirles a todos que se quiten y lanzarse hacia el matorral más cercano para escapar de la violenta detonación.

Dicho sueño termina con el señor López levantando la cabeza para observar y encontrarse con la tapa de un baúl de vehículo dirigida con fuerza hacia donde él se encuentra. Después todo se volvió negro. Lo último que se escucha antes de despertar es la voz del Hacker que dice: "Bueno, por lo menos la plaza ésta era una porquería".