jueves, 16 de octubre de 2008

Workspace





Viajero


Crédito de imagen: Fuente Externa.

Y me encontré con que la soledad
no es algo que puedas compartir con los demás.
Y me fijé dar marcha atrás,
antes que el sol barriera con lo que quedara de la ciudad.

Para crecer y tener...hay que soñar.
Para perder y retener...no hay que llorar más.

Y pregunté en algún lugar
cuál demonios era el secreto para el largo andar.
Y besé a la "queen on ice",
sólo para ver que una piedra es capaz de amarte más.

Para perder y no volver...no hay que llorar más.

Llórame y bésame hasta sangrar.
Hiéreme y júrame que a pesar de todo volverás.

Y me exilié dentro del mar,
para ver si mojaba mis entrañas un tanto faltas de realidad.
Y regresé, esta vez un poco más normal,
a un mundo en el que el más cuerdo está de atar.

Para perder, y fallecer...estamos hartos de llorar.

martes, 7 de octubre de 2008

Muy pronto...


Crédito de imagen: Fuente Externa.

Aunque el ajetreo de la tesis no me lo ha permitido, me tomé unos minutos ahora para recordar que muy pronto estaré volando hacia donde el cielo se ve distinto y el aire no se respira igual. Aún no hago maletas, ni siquiera sé qué llevaré en ellas o qué dejaré aquí, pero (ahora que lo pienso) siempre me gustó la idea de viajar liviano. Y de verdad que lo digo en serio esta vez. Liviano no simplemente de ropa y pendejadas que uno incluye en el equipaje pensando que necesitará y (a fin de cuentas) nunca usa, sino liviano de todo un bagaje que hace muchos años me pesa. Si me miro en el espejo de lado, me tiene una joroba en la espalda. Y lo más correcto de todo es que ya no lo aguanto más. Si quiero acostarme en las camas de clavos del otro lado del mundo debo quitarme de encima las cosas que pueden hacer que pese más y me entierre los clavos más fuerte. Y es ahora o nunca. Si lo dejo para después, tal vez ese momento nunca pase.