miércoles, 30 de septiembre de 2015

"The Walking Dead o la telenovela zombi"

Quisiera aprovechar la tarde de hoy para invitarles, si tienen unos minutos extra dentro de sus obligaciones del día, a que le den un vistazo a la revista de la Fundación Global Democracia y Desarrollo - FUNGLODE -, de nombre "Global", editada por el inmenso Frank Báez, y que en su más reciente edición, la número 64 es dedicada a la revolución televisiva de los últimos años, ésa que traído hasta nuestras pantallas piezas de culto como "Mad Men", "Game of Thrones", entre otras más, harto conocidas. En este número, y bajo el marco del tópico anteriormente mencionado, colaboro con un artículo llamado "The Walking Dead o la telenovela zombi", en donde este servidor aborda la serie de muertos vivientes que se ha convertido en el mayor éxito de audiencia del cable en toda la historia y rastrea desde sus inicios, temas principales, evidentes notas sociales y lo que le espera en el futuro. Bien interesante, y no porque lo haya escrito yo mismo. El tema lo amerita. Se les aconseja de la misma manera leer el resto de la publicación; está excelente y contiene análisis de más programas que muy seguro ustedes ya han visto y disfrutado.


Les paso el enlace si lo quieren leer en la versión digital (pulsar AQUI). Si pueden conseguir el ejemplar impreso, mejor aún. La lectura de material físico es un hábito que no podemos dejar pasar de moda en estos tiempos oscuros. Si les gustó el artículo, tanto si no, será genial leer sus comentarios al respecto. Así que no tengan vergüenza, y exprésense. Y de paso, gracias a Frank Báez por la oportunidad de colaborar en la revista. Ustedes no dejen de leer la poesía que hace (misma que lo ha hecho merecedor de reconocimiento internacional), y su banda de spoken word El Hombrecito. Hasta la próxima.

martes, 22 de septiembre de 2015

Crónicas Jazzeras

Un bar con paredes de madera a media capacidad de público. Poca luz. Cerveza a temperatura ambiente, por no decir caliente. En la misma mesa, compañía con el mismo hábito de sacar una libreta en blanco para dibujar, y otra de alma humilde que a treinta minutos del inicio de la actividad se sube a escena a dejarnos con la boca abierta por su rítmico castigo a los tambores. A propósito de tiempos, treinta y cinco minutos de jazz dieron paso a un intermedio en el que después el pop rock se hizo cargo del resto de la noche, y durante la cual el mencionado jazz jamás volvió a aparecer. Las cosas buenas hay que aprovecharlas mientras duren. Salud.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Sobre bandas covers y sus hermanos mayores

En el día de ayer ocurrió un hecho bastante curioso en redes sociales. Surfeando entre las actualizaciones vi en el perfil de un conocido que el mismo había compartido una imagen con un mensaje el cual me identificaba. Comenté en su publicación y enseguida decidí compartir yo mismo la imagen. Anexo el asunto en cuestión:

Crédito de imagen: Fuente Externa.

Lo curioso del caso es que tanto en la publicación del conocido como en la mía, el desborde de comentarios fue eficiente en su rapidez de aparición. Gente a favor, gente en contra, las clásicas trincheras neutrales, discusiones entre comentaristas y sobretodo, muchas opiniones en privado señalándome el hecho de que yo era prácticamente un hater por expresar juicios de esa manera, mismas que eran recibidas con un dejo de "...¿Enserio? Pero si es la misma posición que he mantenido por muchísimo tiempo".  De manera que quisiera aprovechar la ocasión y la plataforma para explicarme mejor, puesto que también ya en presentaciones he dicho por micrófono la misma idea y siempre se me mira por igual como si fuese John Lennon diciendo sus declaraciones sobre Jesús y los Beatles. En una palabra: herético. Tomen asiento entonces, si no lo están ya.

Para el récord: no soy una persona anti bandas covers ni anti conciertos tributo. Yo mismo he participado en par de los últimos y la banda en que toco, Pranam, hacemos nuestro buen número de covers también. Negarlo sería hipócrita de mi parte y pretender no hacerlos también. A final de cuentas todos empezamos de la misma forma, y es un proceso natural y saludable, por demás divertido. En otras palabras, hay que hacerlo, y punto.

Ahora bien: nosotros como rockeros (o músicos-que-tocamos-rock, si queremos volverlo un poco más fine looking), debemos de caer en cuenta que -lo queramos así o no- formamos parte de un movimiento que de una vez por todas necesita ser tomado en serio en un país como éste. Y de la única manera que se puede ser tomado en serio es por medio de dos vías que eventualmente se vuelven una sola: la primera, tomándonos nosotros mismos y lo que hacemos en serio y la segunda, pariendo una propuesta coherente y enseñándosela a la gran masa de público que está ahí afuera. Para dejar de ser vistos en su mayoría como unos locos viejos escandalosos, el género y sus exponentes deben probar que son una salida tan comercialmente viable como lo es cualquiera de las otras músicas que deambulan por nuestro país, y para eso los rockeros tenemos que salir al frente. Componer canciones que valgan la pena, grabarlas, y mostrarlas al mundo por el mayor número de medios masivos a los que se tenga acceso (estaciones de radio, programas de televisión, revistas online, vías alternativas...). Dejar el undergrounismo que tanto plaga las actividades de rock en nuestro país y hacer que todo el mundo tome nota y diga: "Espera...esto suena muy bien. ¿Enserio esto es hecho aquí?" Y por favor no me vengan con el gastado cuento de que "lo que pasa es que los dominicanos no oyen rock". Todos sabemos que eso no es cierto, y pruebas hay de sobra.


Dentro del marco de lo anteriormente mencionado, ¿en qué le aporta al género que por enésima vez se hagan tributos a Soda Stereo y los Héroes del Silencio, sólo para enumerar dos de los más trillados? ¿Está el rock en una mejor posición frente al público sólo porque a esos conciertos siempre va gente? ¿Irán las bandas a un programa de televisión o a una emisora a cantar "De música ligera"? Si quiero escuchar esa canción, puedo poner la original o la versión del Ultimo Concierto, que es bastante genial y todos lo saben. ¿La banda en cuestión tiene una versión propia del tema? Genial, adelante, vamos a escucharla. ¿Y después? ¿Otra versión propia de otro cover? Si es lo que prefieren, muy bien, es una muestra bastante interesante de creatividad el tomar algo que todos conocen y darle una vuelta completamente nueva a la tuerca, pero el problema de una escena rockera como la de por ejemplo la ciudad de Santiago es que las bandas covers superan las de material propio, y éstas últimas en su mayoría no están haciendo el trabajo que les corresponde de mostrar su producto ante los medios, sea por las razones que sean. Hay muchas muy buenas agrupaciones aquí, con muy buenas canciones. Pero si nadie tiene la manera de accesar a ellas, que no sea exclusivamente yendo a los conciertos, entonces no podemos quejarnos de que siempre vayan las mismas quince personas a las presentaciones, porque la música no está saliendo del mismo círculo de testigos presenciales. A final de cuentas, eso es equivalente a no hacer nada. ¿Sabían ustedes que la gran mayoría de productores de programas de televisión al menos de esta ciudad están absolutamente hasta el tope de cantantes urbanos y dembowseros (más sobretodo porque son los únicos que se acercan con la petición de querer participar), y que se mueren casi por presentar en sus espacios una propuesta diferente, de lo que sea, sólo para mostrar variedad? ¿Por qué no aprovechar esa coyuntura? Y de aprovecharla, ¿qué les vamos a llevar?


La escena rockera, como cualquier otra en este ámbito si a eso vamos, debe ser como el negocio del cine; el local físico, digo. El edificio del cine se mantiene de estrenar películas todos los jueves, y así durante el año completo. Si una cinta tiene mayor afluencia de público, se queda varias semanas; si a otra no le va nadie, el próximo jueves está fuera y ponen un film nuevo en su lugar. Y la gente siempre se mantiene yendo. Si ese cine de repente se empeña en poner la misma película repetida todos los meses, al principio estará hasta bien. Gente que no la vio en primer lugar, otros a los que les gustó y quieren verla de nuevo, algunos pocos porque no encuentran más nada que hacer ese día...todos tienen su oportunidad. Pero si cada cierto tiempo el ciclo de pasar películas repetidas se mantiene, la audiencia seguramente no va a estar tan fluida, se va a aburrir, cuestionándose por qué no hay cintas nuevas en cartelera. Eventualmente se estanca, todos mirarán para otro lado sin prestar mayor atención. Y las bandas de rock de nuestro patio debieran de seguir el esquema anterior: presentar propuestas nuevas cada cierto tiempo, dejarse ver. Si una de estas propuestas es lo suficientemente buena y llamativa, se queda en rotación por un período de tiempo decente; si no lo es, y nadie le hizo caso, que trabajen en una nueva y vuelvan rebotando otra vez.

Las bandas siempre tienen la misma queja: "aquí nos hace falta más apoyo", pero creo que lamentablemente les tengo la noticia de que nadie va a apoyar mientras sigamos en ese círculo vicioso de estancamiento. Si tenemos canciones poco memorables por no decir malas, bajo número de público en los eventos y cero presencia en los medios, no podemos llorar por sentirnos como niños desamparados en el desierto, cuando en realidad es una situación que nos buscamos nosotros mismos. El objetivo de hacer covers es aprender de ellos y encontrar nuestra propia esencia como banda, esa que nos permita salir adelante hacia nuevas esferas tanto en lo interno como en recepción de quien nos escucha. En lugar de decir "man, qué chévere esa canción, hay que tocarla...", el paradigma debe ser "man, qué chévere esa canción...tenemos que escribir algo así". Y ahí viene el proceso de aprendizaje y desmenuce a partir de ese cover: ¿qué nos gusta de esa canción? ¿De qué manera está compuesta? ¿Qué rol cumplen los instrumentos? ¿Por qué suena de esta manera y no de otra? ¿Por qué en la letra se describe algo con esta metáfora y no de una forma directa, o viceversa? ¿Cómo podemos nosotros hacer algo parecido bajo los parámetros de nuestra banda y lo que queremos ser y decir? ¿Qué queremos que sienta quien la escucha? ¿Funciona? ¿Suena como algo que podemos tocar al lado de un cover y que no se escuche fuera de sitio? ¿Puede sonar por el radio sin que sintamos vergüenza de eso? Ya después de esto, se está en camino. Es un error nuestro también el pensar que tenemos que apoyar cuanta cosa inédita salga. Sucede igual que con el mal interpretado "apoyo al cine dominicano". Si una película es mala, nadie está en la obligación de gastar su dinero en ella, por más local que sea. Aunque hay un detalle, minúsculo: la película, mala o no, está en el cine, en una cartelera al alcance de miles de personas que pueden decidir si le dan el chance o no. (Y por favor no vengan tampoco con el otro gastado cuento de que "las películas malas de un Robertico o un Fulano de Tal reciben presupuesto, las otras no..." Ya eso es tema para otra conversación). Con la música del patio sucede igual que con el ejemplo de las películas en cartelera. Hay que poner el mejor de los empeños en lograr niveles parecidos a las cosas que queremos copiar, y sacarlas donde puedan verlas personas que puedan decidir si les gusta o les desagrada. No digo que sea fácil, ni cómodo, ni rápido, pero es un paso que hay que dar. Los covers que tanto hacemos por igual tuvieron su génesis en un tipo con una guitarra acústica en un mueble que al principio viendo lo que hacía seguro pensó "esto es una basura...deja ver cómo lo arreglo", y lo trabajó hasta volverlo un clásico.

Bandas: apretémonos los calzones y concentrémonos en lograr que valgamos la pena. Si se hace bien, en la mayoría de casos el público nunca está en posición de exigirle a un artista lo que quiere ver u oír; el artista es quien educa al público sobre lo que le debe gustar, y esa manipulación es casi hasta sutil (aunque eso da pie a otra idea; maybe next time). Dejen el miedo. Dejen el snobismo. Salgan al frente y muestren lo que tienen. Creemos nuestra propia identidad como escena y dejemos descansar un tiempo a Cerati en su tumba o a Bunbury en donde sea que esté metido, aunque con el tiempo los desenterremos de nuevo porque son legados que toda la vida permanecerán con nosotros. A partir de ahí, con una personalidad musical definida, tal vez podamos demandar más y mejores cosas, pero mientras tanto, la pelota está de nuestro lado. Hagamos algo con ella. Quizás entonces los grandes maestros que tanto copiamos tendrán razones para sentirse orgullosos de nosotros, y no vergüenza. Podemos...¿verdad?

lunes, 7 de septiembre de 2015

La plegaria

La oración, o el descanso. O ambos, no se está seguro. Ya después de hecha la imagen, uno no se atreve a preguntar para salir de dudas. Tal vez se teme a las represalias, o a la mala interpretación del modelo. De eso tampoco se está seguro, así que sólo queda continuar. Más para adelante en el camino aparecen imágenes menos ambiguas. Espero.