domingo, 22 de octubre de 2006

Electrónicamente hablando

Como quien le roba a uno las palabras de la boca, mi amiga Ambar expresó justo lo que venía estado pensando yo mismo sobre esta nueva moda de la música electrónica. Y entonces, para no tratar de romperme la cabeza pensando en algo nuevo o diferente que decir yo, y menos todavía para no plagiarle todo lo que escribió ella, aquí les paso la transcripción completa de su post, llamado "Electrónicamente hablando". Reproducción autorizada (a la espera nomás que me responda el mail que le mandé):

"Friday, June 30, 2006
Electrónicamente hablando

No se qué me pasa. Excluyo el hecho de que sea chapada a la antigua, pero no sé por qué la música electrónica y yo simplemente no nos llevamos. Amo la música en sentido general y como todos tengo mis preferencias. Respetando la opinión de los amantes de lo electrónico, esta tarde tengo ganas dejar entrever entre líneas mi opinión acerca del tema.

La música electrónica es para el jevito lo que es el reggaeton para el “You”. No lo entiendo, si alguien quiere, que venga y me lo explique. Parece que estoy vieja, no aguantaría una noche completa en trance con esta música; las primeras dos horas estoy bien, brinco, salto y luego ya lo que quiero es irme pa’ mi casa porque en ese punto, todo me suena igualito. ¿Dónde quedo Silvio, Pablo, Serrat, Pavel, Drexler, Fito, Cerati, Pedro Guerra? Por qué Orange gasta taaanto billete en ese solo género? ¿Qué pasó? Escribieron todos los géneros musicales en papelitos, hicieron bolitas con ellos, lo metieron en una funda reciclada que previamente fue la santa cripta donde reposaba una bella e inmaculada tostada de queso y dos bolitas de yuca que mandó a preparar uno de la Alta Gerencia en la cafetería “La Económica” y al azar, el primer papelito que salió fue ese.

Pariguayo no tiene suerte, ya a nosotros los “Bohemios” no nos quieren, no somos un grupo o mercado que vende, la verdad la mayoría siempre estamos arrancados (los cigarrillos están medio caribes), pero sí hay que admitir que somos un público fiel. Orange Dominicana, por favor tome esto en cuenta.

Existen ciertos elementos que no faltan a la hora de que se arme un bonche electrónico:
· Las boletas se acaban de una vez, porque todo aquel que era “metal” , “ rockero” , “poser” o lo que sea, ahora es devoto a la música electrónica porque está “in”.
· To’ el mundo es bonito o al menos eso cree uno, las revistas se encargan (Bonche, Uepa…) de tirarle fotos a la gente “linda”,“In” o “guaimimai” pa’ que después te mueras de envidia cuando veas las fotos de que te perdiste ese mega concierto.
· To’ el mundo trata de ir vestidito de blanco, colores pasteles o poca tela.
· Gafas oscuras y grandes para ocultar el desmadre, el deguañingue o como le quieran llamar. Esas están a tres por chele.
· Todo el mundo brinca pero como que nadie no suda (vaya genes los de los electrónicos).

¿Qué pasó con el Rock, Jazz, Trova, Fusiones? Ya nadie quiere letras en las canciones, ya nadie quiere poesía, ya todo esta dicho, ya nadie se enamora, ahora slo fornican, ya nadie se expresa, ahora solo brincan.
Espero estar totalmente equivocada, out o como le quieran decir, Yo por mi parte seguiré apoyando el talento dominicano, la música de palos, los atabales, las salves, Bayaguana, el jazz, Fellé vega, Jonathan Piña, los lunes en “Aleína”, El Centro León, Batey Cero, Plasma, Casa de la Cultura, Patricia Pereyra, El Trío,Pranam, Puerto Plata Jazz Ensamble etc., y la buena música en general, porque cada vez que los encuentro a ellos, me encuentro a mi misma.
"

Pueden acceder al blog de Ambar, "Carambao", y ver el artículo en el siguiente link: http://licuando.blogspot.com/2006_06_01_licuando_archive.html.
Gracias Ambar.


Sobre el darle a las cosas más mente de lo que se merecen

Nunca deja de sorprenderme el hecho de que nosotros, como seres humanos y de seguro única especia sobre este planeta que se preocupa (léase: "preocupar": volverse loco ) por las cosas que pasan y que posiblemente pasarán, a fin de cuentas seamos tan poco consecuentes cuando los hechos realmente suceden.

Y no es que estas cosas por las que pensemos tanto no tengan importancia en sí, pues en su relativa medida las tienen, pero lo realmente sorprendente del caso es cómo no le damos ninguna una vez nos pasan por la vida y nos acostumbramos a dejarlas atrás. En el colegio, cuando éramos estudiantes de promoción a punto de salir para entrar en la universidad, era común encontrarse con las escenas de novelas de amigos y amigas abrazados casi al llanto diciendo cómo nunca iban a olvidarse y cómo siempre iban a tratar de buscarse. Ahora, ya graduados de la universidad, te los encuentras por la calle y les preguntas por los otros y te responden: "Ni idea, yo tengo siglos que ni los veo". Cuando estaba a mitad de la carrera, y el 90% de mi vida transcurría entre las paredes y los árboles de la universidad, sentía que tendría una sensación rara el día que saliera de todo esto y no tuviera que volver a la PUCMM tan seguido. Par de años después, con una sola materia y con el 90% de mi vida transcurriendo fuera de ella, ni me sorprende ni se me hace un nudo en el estómago de pensar que no es el gran papelón el no tener que estar entrando por esa puerta todos los días. Es más, cuando lo hago ahora hasta me pesa.

Semejante pensamiento me ocupaba trabajando en el aeropuerto: "Vaya, esto es tan movido y dinámico que el día que no esté aquí me voy a sentir aburrido". Ahora que nuestra turbulenta historia de amor terminó y estoy por corto tiempo en la compañía de los desempleados, ni estoy aburrido ni me hace mucha falta. Es más, ahora disfruto de los fines de semana libre que por más de un año me estuve privando.

Y si nos ponemos, de seguro estaré tentado a pensar lo mismo respecto a la vida y la muerte: "La paso tan bien viviendo que cuando me llegue el momento me voy a cagar en los pantalones". Apuesto lo que me queda del dinero de la liquidación que cuando llegue y se pase a lo próximo que se tenga que pasar, ni me voy a enterar.

jueves, 12 de octubre de 2006

Los otros buenos deseos


Crédito de imagen: Fuente Externa.

Aquí ahora a manera de duplicar con nuevos buenos deseos como lo hice en un post anterior. Disculpen la poca profesionalidad, pero ahora mismo no recuerdo la fecha de ese. Abril, sin mal no recuerdo. Mucha agua ha llovido hasta entonces, y muchas expectativas se han barrido con ella.

Adiós Servair (quizás ya era hora para ti, me vas a extrañar). Hola no sé quién venga ahora. Mientras tanto, y si los mails con los miles de buenos deseos sigan llegando deseando paz para la humanidad, fin de las guerras y que Osama Bin Laden se entregue, tengo yo mi nueva tanda de (buenos) deseos. Buenos para mí al menos, no sé qué tantos de buenos tenga para los demás, ya esta vez no soñando con observatorios astronómicos ni casas en la cima de una colina (aunque me quedo callado con lo del sexo maratónico y orgasmos increíbles).

Mis deseos son los siguientes: quiero conseguir un empleo que me de mejor salario; con éste, quiero terminar de pagar mis deudas; quiero tener libres los fines de semana; quiero llegar al fin de las clases de Diseño en paz y todo en orden (y pasar, por supuesto); quiero un Volkswagen Escarabajo y con él andar hasta en los rincones escondidos de mi casa; quiero ir a un concierto de Rush, y quiero tocar guitarra hasta que se me caigan los dedos. Quiero coger carretera todo un fin de semana. Quiero morirme antes que mi amigo no se levante, y darle un beso bien largo a CT, para que no perdamos la costumbre. Y tal vez para que nadie la pierda con mi persona, quiero mandar a la mierda a todos los que no estén de acuerdo conmigo. Llámenle a eso libertad de expresión. Etcétera.

Quiero, a partir de ahora, como dice una buena amiga, "viajar ligero".