martes, 7 de octubre de 2008

Muy pronto...


Crédito de imagen: Fuente Externa.

Aunque el ajetreo de la tesis no me lo ha permitido, me tomé unos minutos ahora para recordar que muy pronto estaré volando hacia donde el cielo se ve distinto y el aire no se respira igual. Aún no hago maletas, ni siquiera sé qué llevaré en ellas o qué dejaré aquí, pero (ahora que lo pienso) siempre me gustó la idea de viajar liviano. Y de verdad que lo digo en serio esta vez. Liviano no simplemente de ropa y pendejadas que uno incluye en el equipaje pensando que necesitará y (a fin de cuentas) nunca usa, sino liviano de todo un bagaje que hace muchos años me pesa. Si me miro en el espejo de lado, me tiene una joroba en la espalda. Y lo más correcto de todo es que ya no lo aguanto más. Si quiero acostarme en las camas de clavos del otro lado del mundo debo quitarme de encima las cosas que pueden hacer que pese más y me entierre los clavos más fuerte. Y es ahora o nunca. Si lo dejo para después, tal vez ese momento nunca pase.

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