viernes, 28 de marzo de 2008

Reloaded

Iba volando a baja altura, casi a punto de estrellarme. Le pasé tan a ras al pico de una montaña, que si no subo la cabeza, el mismo pico me lleva la nariz. Sentía los agujeros en mis alas y el inmenso peso de todas las pendejadas que llevaba atadas a la espalda. Iba a caer. Si no soltaba algo, pronto estaría mejilla con mejilla con el suelo.

En un momento casi sin pensarlo, aterricé sobre las rodillas en una planicie. Me saqué de encima todo el peso que me hacía volar bajo y le di una patada que rodó hasta chocar con un desnivel del terreno.

Después de hacer eso, salí corriendo y salté para ganar altura. Los pesos que me jorobaban la espalda ya no están. Eran los mismos que pinchaban mis alas y les hacían hoyos. Sin ellos, el aire fluye por los agujeros y me hace ganar más altura. Le paso por al lado a las nubes, hasta sentir que vuelo sobre una. De aquí todo se ve mejor.

Sé dónde voy, y tengo menos porquerías encima que las que traía antes. Que me esperen o no, me importa tres pitos. Lo que sí es que llegaré volando mucho más rápido de lo que imaginan. Reloaded.

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