(18/30i). Enviamos nuestros mensajes en las botellas para ver si alguien nos rescataba, pero éramos demasiados. Las botellas chocaron las unas contra las otras y todo nuestro grito de ayuda fue desparramado en el vasto universo donde todo es ignorado. Y flotamos, sin que nadie nos oyera. Nunca nos escuchan porque somos tantos. Y en nuestra demasía, no somos nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario