domingo, 3 de julio de 2011

Crónica del celoso

Para cuando terminábamos el bachillerato, todo era llanto y promesas. El clásico sentimiento de inevitabilidad que precede un acontecimiento del que sabe nada será igual después. Mensajes de "nos queremos y nunca nos olvidaremos" en pizarras y murales, falsas ilusiones de juntas frecuentes e intercambios tanto de teléfonos como correos electrónicos matizaban los últimos días de la secundaria. Misma razón por la que extrañamente no fue ninguna sorpresa que escasos seis meses después, no supiera de ninguno de mis compañeros de colegio cuando todos comenzamos la universidad y cada uno tomó lo que consideró su camino.

Ese día, abril si mal no recuerdo, iba caminando por la biblioteca. Eran días de exámenes finales, así que todas las mesas y posibles rincones donde uno pudiera sentarse estaban repletos. Como siempre, los letreros de "¡Silencio!" pegados en cada columna no servían para nada, menos todavía el pobre encargado de seguridad que mandaba a la gente a bajar el volumen de la voz cada cierto tiempo. El lugar parecía un mercado, y con cada paso que daba más crecía mi deseo de salir de ahí. Como ya estaba cerca de la segunda salida al haberle dado casi la vuelta entera al sitio, decidí seguir. Total no perdía nada con seguir vitrineando a los presentes un rato. No llevaba tanta urgencia.

En eso, me topé con esta amiga, a quien no veía desde los exámenes finales del colegio. La veo a cinco mesas de distancia, con quien supongo era su novio, de quien las malas lenguas (léase: amigos en común) decían que era un "poco" celoso. Para ese momento no sabía pues no lo conocía. No niego que me dio gusto verla tras tiempos en los que sólo escuchaba hablar de ella cuando alguien preguntaba, y precisamente por eso fui sonriente a saludarla; era de las personas de quien uno guarda un buen recuerdo de sus años de secundaria. Al verme acercar, el novio se puso a la defensiva. Puso una cara que yo no calificaría precisamente de amigable. Me escaneó de cabeza a los pies en tres segundos. "Ey, hola", la saludo con un tono amigable, pero diplomático, para evitar malentendidos.

Ella sonríe ampliamente de vuelta, y de inmediato se levanta para darme un abrazo. "Kariiiim...cuánto tiempo...". Como si el borde de la mesa hubiera estado electrificado, el novio se tira rápidamente para atrás, levantando los brazos. "¿Cariño? ¿Y quién es este que le dices cariño?". Ella pone cara de incrédula, como quien no cree lo que acaba de escuchar. Tampoco yo lo creo. "No, mi amor" dice "no es cariño. Es Karim, es su nombre". "Tú no dijiste Karim, dijiste ca-ri-ño. CARIÑO. Yo lo oí". "Que no, mi vida...así es como se llama". "Yo escucho muy bien y sé que fue cariño que dijiste. Karim...bah...¿y eso es un nombre?" Ya yo tenía mi mano casi extendida para saludarlo, pero la misma terminó en mi bolsillo, si no la quería ver terminar a manera de puño en el mismo medio de la nariz de semejante ignorante. A esa hora del día no quería escuchar bromas pesadas sobre mi nombre (aunque eso no tenía la más mínima pinta de broma), por lo que me despido más diplomático aún: "Fue un placer...queden bien", y antes de terminar la última palabra ya había dado media vuelta y me alejaba de ellos. Casi pasaba el umbral de salida, cuando los podía oír todavía discutiendo en la distancia. "Que ése es su nombre..." "¿Tú crees que soy estúpido...Ningún hombre tiene un nombre así". En realidad no "creía" que fuera estúpido: por el contrario, yo no tenía la menor duda. Hay momentos en los que es mejor dar la vuelta y no discutir con gente así. Si ganan es porque ya tienen la experiencia.

5 comentarios:

Carolina dijo...

La verdad es que hay mucha gente bruta, pero en manos de unos pocos, se convierten en entretenidas historias.
Muy chulo tu blog :)

Karim López dijo...

Ese es el plan. Recordar alegremente cosas que en su momento tal vez no nos causaron precisamente alegría.
Gracias y bienvenida. Espero verla por aquí a menudo!
.-K

Sofi Zermoglio Ardoy dijo...

wow!!!! que bajón tener al lado un boludo de ese calibre... Pobre tu amiga, es la típica que necesitaría leer mi artículo: "Una realidad difícil de mirar", porque tal vez eso no es abuso físico, pero sí es psicológico.
Ojalá lo haya dejado, por su bien....
En cuanto a Karim, no es un nombre común? Entonces mucho mejor todavía, es ORIGINAL y no hay nada como las cosas distintas para marcar diferencia con las comunes... o por lo menos así lo veo yo :)
La historia está buenísima, súper entretenida!!!!

Abrazo de oso Karim!!!!! Me gusta leerte!!!

Anónimo dijo...

Ja Ja Ja, qué risa, ¡hasta el cariño ya es un problema!

Anónimo dijo...

Ja Ja Ja, qué risa, ¡hasta el cariño ya es un problema!

MIQ