Pocas cosas hay con un carácter más épico, exótico y majestuoso que una entrada flanqueada por estatuas de elefantes. Inspiran respeto y el guardar silencio mientras se está entre sus paredes. Igual es un poco contradictorio lo épico con estatuas que no le llegan a uno ni por las rodillas, pero ése no es el punto aquí; realmente ni importa. Si aún en versión miniatura de cerámica barata esos animales transmiten seriedad y peso, nos toca a nosotros la segunda parte de imaginarnos el resto. Hay ocasiones en que lo épico necesita una pizca de cooperación participativa de parte de la audiencia.
1 comentario:
Uhm... igual cojo unas para dar ese toque de "silencio" en casa de mi hermana.... tengo unos sobrinos escadalosísimos! ;-P
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