Hay una merecida satisfacción en el ver un cuaderno repleto de líneas
hasta la última página; cada una de ellas guarda memoria de un
recorrido. Todos y cada uno de los dibujos o escritos contenidos en las
hojas tienen su historia y su momento, que se activarán en nuestra
cabeza apenas veamos los trazos de nuevo. Sin embargo, una felicidad aún
mayor es ver dicho cuaderno vacío. Cualquier expectativa es posible,
todos los caminos están abiertos. Puede ser nuevo como puede ser
encontrado en el último confín de un viejo clóset, con los folios ya
marrones por el paso del tiempo. Felicidad es pensar lo que se puede
hacer con ellos. Las posibilidades de uso son ilimitadas.
3 comentarios:
Pensaba que yo era la única que tenia ese sentimiento con respecto a un cuaderno o libreta, ese microegoismo al querer poseer ese artilugio y usarlo a toda capacidad! :D
...y qué me dices de su olor?? MMmmmmMMMMmmmm!
...Se están descubriendo los fanáticos aquí jejeje
.-K
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