domingo, 29 de julio de 2012

Diario de los sueños #9: El volver a los jardines que caminaste antes

Crédito de imagen: Fuente Externa.

"¿...Con qué quieres que sueñe hoy?", le preguntaba Karim a la Lupita por el otro lado del teléfono. Sentía él la tentación esta vez, al igual que casi todos los días, de ser el primero de los dos en desearle al otro que soñara con mundos y paisajes fantásticos, albergando las ganas de siempre encontrarse ambos en ellos en el transcurso de la noche. Pero en esta ocasión, quiso que ella le deseara de primero. Por varios segundos, esperó. En la línea no se escuchaba más que los chasquidos característicos de las llamadas de larga distancia, mientras movía inconscientemente su cabeza con el teléfono en el oído tratando en vano de conseguir una mejor señal. Cuando por fin habló, la voz de la Lupita se escuchaba musical, con ese tono lento que le daba el adormecimiento que tenía, volviéndose una sinfónica mezcla de ternura y sensualidad a los oídos de Karim, y que para su beneficio, tanto le agradaba. Conteniendo la respiración, pues casi no la escuchaba bien, él prestó atención. Con detalle saboreó cada descripción que ella daba sobre lo que debía soñar esa noche. Minutos más tarde, se despidieron para disponerse a dormir, y tras poner sus cabezas en sus respectivas almohadas, aún a kilómetros de distancia, se dejaron llevar.

Cuando abrió los ojos, haciendo esfuerzo para enfocar el paisaje que tenía alrededor, Karim se vio a los pies de una escalera de concreto, un poco rota en los bordes. Miró a su derecha para descubrir a menos de un metro una pared de madera pintada en amarillo, que seguía hacia atrás de él en un pasillo techado con zinc, y una mecedora frente a una puerta doble. Cuando vio la soga azul que amarraba la pata izquierda de dicho mueble, Karim sonrió. No necesitaba ubicarse más para saber dónde estaba. Tenía muchos años sin estar en ese sitio, y aunque actualmente ya no existía (hay otra estructura en su lugar), sabía muy bien que en su interior ese lugar siempre estaba en pie, de la misma forma que lo recuerda de la última vez que lo visitó. Se limpió el trasero del pantalón con ambas manos mientras se ponía de pie. Frente a él, quedaba un solo escalón más, y el camino de piedra flanqueado por arbustos de diversos tamaños que se internaba hacia el jardín. De un lado podía ver el alambre de púas del límite de la propiedad, y más allá de él, la falda de la montaña que empezaba a subir queriendo llegar a las nubes. Y sí, todavía tenía el monte las marcas del derrumbe que siempre le afecta. La mancha marrón casi en la cima que interrumpía el panorama verde no daba pie a equivocación; estaba incluso más grande. Cuando Karim puso el primer pie en el camino de piedra, pudo ver la figura de la Lupita salir lentamente de entre los arbustos, con el largo pelo suelto moviéndosele con la brisa, algunas hebras jugueteándole en la cara. Ella le sonreía con esos hoyuelos que se le marcaban en la cara al hacerlo, extendiéndole la mano, y él no pudo resistirse. La tomó, se apretaron los dedos entrecruzados por un segundo y sin mirar atrás se perdieron en la maleza.

"Quiero que sueñes que estamos en ese jardín que tan mágico te encontrabas cuando eras un niño". La voz de la Lupita le sonaba en su cabeza mientras hacía con ella exactamente el mismo recorrido. "Camínalo de nuevo conmigo. Que bajamos por el camino de piedra hasta que se vuelva de tierra, que me muestres el estanque donde se podían ver los peces de colores, que miremos hacia arriba para ver los rayos de luz que se cuelan por entre los árboles, y que quitemos las hojas caídas sobre el banco de hierro del fondo para sentarnos en él. Corramos entre el verde, y trata de alcanzarme; pero si me atrapas, no me dejes ir." Karim podía ver cómo las bocas se movían en señal de conversación, pero el sonido de ésta era opacado por el recuerdo de la voz de la Lupita en off junto con el filtro telefónico describiendo el sueño. Incluso recordaba los mismos chasquidos molestos de la línea. "Nos tiramos en el piso, y tratamos de ver el cielo a través de las hojas, tenemos las caras pegadas, cada uno al revés en dirección contraria. Me volteo para besarte una mejilla". Se oye un silencio a través del auricular. Karim acostado en el piso entrecierra los ojos para ver de forma pixelada la luz entre las copas de los árboles. El olor del pelo de la Lupita le llega con mayor fuerza ahora. En esas se encuentra cuando puede oír su propia voz hablando por el teléfono: "Wow, ése es el sueño más increíble. De estar en él no quisiera levantarme por mucho rato". Ignorando el cosquilleo de las hormigas que le andan por los brazos, Karim sonríe. Es justo donde él está en el momento. Cumplieron su promesa de encontrarse ahí. Ahora tratarán lo mejor que puedan de hacer que dure. "Hey u..." la oye a ella decir desde el piso, pero sólo puede ver sus labios moverse de nuevo mientras la voz del auricular suena de nuevo, "¡me duermo!"

(...)
Al despertarme siento que me duele un poco la cabeza, y eso me hace mover con pesadez. Juraría que estoy loco, pero puedo ver que el techo de mi habitación y las pequeñas marcas de filtraciones que están sobre mí han tomado un color como verdoso. No sé si realmente me desperté o si hay una parte mía que sigue tirando en un jardín perdido fuera de la ciudad, viendo hacia arriba, con alguien increíble al lado. Pero ya es tarde y debo levantarme. Una gigantesca taza de café aclarará mis dudas en los siguientes minutos. O eso de verdad espero.

3 comentarios:

Natividad dijo...

Te cuento, es el primer diario de los suenos que leo en tu blog... para serte honesta, siempre me los volaba, ni siquiera se por que...pero despues que lei este, prometo leer los demas. Demasiado hermoso! Amo tu blog y ahora puedo decir que del principio al fin. -Naty

Karim López dijo...

Muchísimas gracias, Naty!! Es un honor para mi que opines eso!
.-K

Lucy Corsino dijo...

karim!!!! cualquier mujer quisiera ser "LA LUPITA" en ese sueño, Hermosísimo...