(44/365; 17/30). Para las plantas, al igual que para los perros, con las grandes no hay competencia. Las prefiero mil veces. No soy muy conocedor de especies de árboles, y más de una vez confieso he tenido que pasar la vergüenza en el supermercado de preguntar por vegetales harto famosos que no logro reconocerlos (la mirada de los dependientes mientras me orientan es "priceless"). Pero conozco cuáles son los samanes, y son absolutamente lo máximo; esos que tienen todos los cientos de años de antigüedad del mundo. Se convierten en dueños y señores de los parajes donde se encuentren y en los acaparadores por excelencia de miradas. No tienen rivales. Cuando niños, treparse en ellos e imaginarse castillos en sus ramas era sumamente divertido; y ahora cuando somos un poco más viejos, tirarse a su sombra para ver hacia arriba los rayos del sol colándose entre sus hojas no es igual de divertido que escalarlo, pero da una experiencia más espiritualmente edificante. Por decir algo, tampoco es que uno se acuesta precisamente a rezar ahí debajo.
6 comentarios:
traté de entender esa última frase... y de repente me he sonrojado!
Esa mente tan sucia... :p
.-K
...mientras no esté sucio donde te vayas a tumbar y después te duches... tira millas!!! XD
Buenazo!
Naty
Si, la ultima frase me cautivo! jajaja aaay Karim, que has hecho eh?
Malpensados, yo me refería a tirarse a escuchar música y ver para arriba :p
.-K
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