Pop 365 - #140: Mutuo paparazzi

Parados todos en el semáforo (junto a los urinales públicos, de los grandes ecualizadores de la humanidad), quiero dibujar rápidamente el minibus de estudiantes que está casi a mi lado. En eso, cierto niño aburrido saca la cabeza por la ventana, al parecer no interesado por la conversación que sucede alrededor suyo, dejando vagar su vista por entre los demás automóviles humeantes de la calle. Estilo final de películas de vaqueros, nuestras miradas se cruzan y por algunos segundos ninguno cede en ver para otro lado. Me encantaría decirles que cruzó frente a nosotros de estas bolas de paja que les empuja la brisa justo antes del tiroteo en las vaqueradas, música de silbido incluida, pero lamentablemente creo se las debo para una próxima (en las urbes, esas pajas son un poco difíciles de encontrar). Más tensos segundos transcurren, y, sin parpadear, el brazo del niño se mueve rápidamente desde su cintura, para extender su mano y señalarme con el dedo índice. Por lo que veo, me acaba de descubrir: "¡Tú! ¡Dibújame!" Sólo sonrío justo cuando van cambiando las luces. El me sigue gritando con su minibus en movimiento: "¡Grandeee...!" Saludo los reflejos del niño, bastante rápidos cuando se dio cuenta que tenía un cuaderno en la mano, pero su onda stalker llegó un poco tarde. Hace rato que ya le estaba dibujando. Mejor suerte para una nueva vez, chico. Presta más atención.