lunes, 25 de abril de 2011

Metáfora de la seguridad


                                                                          Crédito de imagen: Fuente Externa.

Jorge va en su vehículo. Marca y año no interesan. Anda de diligencias por una calle en un reconocido vecindario de esta ciudad. El destino al que se dirige está en la esquina derecha de la larga cuadra; él la va transitando justo a la mitad. De repente, Jorge nota un estacionamiento libre al lado izquierdo de la calle, un espacio entre dos vehículos lo suficientemente ancho para que pueda aparcar sin problemas. Justo en la acera, a tres metros para adentro, hay un árbol que proyecta su sombra sobre el espacio vacío en el asfalto. Hasta sopla la brisa un poco. Así que sin pensarlo mucho porque lo considera atractivo, Jorge va haciendo el giro con el propósito de parquearse, cuando una reflexión lo detiene. “Estoy muy lejos aquí, puedo seguir más adelante”. No es menos cierto que su vagancia para caminar también era notoria, y tuvo en ese momento una nube de duda que cruzó sobre su soleada situación. “¿Y si no hay más sitios?”, se pregunta, al querer atenerse a la seguridad que le daba el ya haber encontrado uno. Pero la voz autoritaria de su renegado sentido común se impuso. “Sigue más para alante”. Efectivamente, justo al frente del negocio al que iba, en la misma esquina, encontró otro espacio, de hecho mucho más generoso esta vez.

¿Que debió de haber hecho Jorge, si de nosotros fuese que dependiera? Ya tenía localizado un parqueo, aunque cierto que lejos. Si hubiera seguido adelante el que va detrás de Jorge se estaciona en el que él rechazó, y era también posible que el de la esquina estuviera ocupado, lo que al final, como dicen aquí, “le saliera más la sal que el chivo”. Respuesta: no sé. El clásico consejo del “aprovecha ahora” no siempre es confiable (o su primo-hermano “como están las cosas ahora…”). La búsqueda de mejores circunstancias tampoco es entendida la mayoría de veces. Así es que la verdad no sé. Seguro yo hubiera hecho lo mismo que él, aunque estuviera diciendo nuevas y feroces clases de malas palabras si la suerte no estara de mi lado ese día, al cambiar un estacionamiento seguro por buscar otro espacio que a fin de cuentas, no estaba. Pero ése soy yo. También espero desacuerdos de cuando en cuando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

cual es la enseñanza de la metafora?

Karim López dijo...

Creo que está bastante claro, no?

Anónimo dijo...

si alguien no entendió, no está tan claro...